Uno de los aspectos de la educación de nuestros hijos que más nos preocupa como padres es el tema de la lectura y la escritura. Como adultos, somos perfectamente conscientes de la importancia que tiene dominar estas dos habilidades, porque es lo que va a condicionar el resto de la vida académica y laboral del pequeño. Existen muchas leyendas en torno a la edad en la que los niños deben aprender a leer y a escribir, ya que siempre se ha dicho que cuanto antes mejor, pero lo cierto es que cada niño tiene un ritmo de aprendizaje distinto, y es necesario que tanto los padres como los profesores sepamos adaptarnos a él. Presionarle solo conseguirá que el niño se frustre y comience a molestarle el tener que realizar alguna de estas actividades, por lo que lo más recomendable es tener paciencia. No obstante, si quieres tener la tranquilidad de que tu hijo no está tardando más de lo normal, o de que no va a tener problemas en el futuro por esto, puedo explicarte a qué edad debe y suele aprender a leer y escribir un niño.
En primer lugar, debes saber que una de las peores cosas que podemos hacer los padres es comparar. Si los hijos de nuestros amigos, o los compañeros de clase del niño, ya están dando sus primeros pasos en la lectura, no tenemos que poner el grito en el cielo porque nuestro pequeño no lo esté haciendo. Como ya he mencionado, cada niño es un mundo, y todos ellos tienen ritmos de aprendizaje distintos. Siempre escucharás a alguien presumir de que su hijo ya leía con dos o tres años, pero eso es una excepción extraordinaria y, además, no se trata de ningún condicionante de cara a su futuro.
La edad más común a la que los niños comienzan a leer es a los seis años. En el momento en el que pasan de infantil a primaria, la lectura, así como la práctica de la escritura, se convierte en un eje muy importante durante su aprendizaje académico. No obstante, este proceso empieza mucho antes de esta etapa, y eso es algo que también debemos tener en cuenta, porque somos los padres los que plantamos las semillas del lenguaje.
Según un portal especializado en la lectoescritura, lo ideal es que el niño comience a tener contacto con el lenguaje escrito desde mucho antes de la etapa en la que aprende a leer y a escribir de manera más asidua. A edades tan tempranas como los dos, tres o cuatro años, resulta muy útil comenzar a introducir elementos que hagan referencia a este tipo de lenguaje. Existen bloques de diversos colores que cuentan con letras. Esta es una manera muy práctica y divertida de que nuestros hijos empiecen a familiarizarse con el alfabeto, ya que empieza a considerar las formas que son las letras como parte del juego y, también, como parte de su rutina. Este primer contacto puede resultar muy útil para cuando nuestro hijo comience a formar palabras más complejas, porque ya conocerá la forma de las letras. Esto puede añadirse con sonidos que le ayuden a vincular una determinada forma con un determinado ruido, por lo que comenzará a identificar una letra con su pronunciación, pero todo esto debe hacerse con paciencia y tranquilidad, sin presión, porque el objetivo de este primer contacto es que nuestro hijo se familiarice con las formas de las letras, no que aprenda a leer a una edad demasiado temprana.
Además, debemos aprender a confiar en los educadores. Estas personas están formadas para comprender el ritmo de los niños, y saber cuánta cantidad de conocimiento introducir, y de qué manera. Leer y escribir son actividades complejas, y empiezan a impartirse con asiduidad cuando el niño entra en Primaria. Pero es en infantil donde los educadores se encargan de practicar el alfabeto, de relacionar sonidos con palabras, de enseñarles a juntar letras para formar palabras simples, como su propio nombre, etc.
Es normal preocuparse por el ritmo de aprendizaje de nuestros hijos, porque desde que nacieron y hasta que ya no estemos nos preocuparemos por ellos en todos y cada uno de los aspectos de su vida. Pero debemos admitir que los profesionales saben mucho más que nosotros sobre cómo enfocar determinado ritmo de aprendizaje, y sobre cómo inculcar algunos conocimientos. En casa, debemos educarle desde el cariño y la paciencia, con juegos educativos y prestándoles atención, pero las materias más complejas las acabarán aprendiendo gracias a las técnicas aplicadas por los educadores, respaldadas por años de estudios. El contacto con el lenguaje escrito debe, pues, tener lugar muy temprano, pero el proceso de escritura llegará más tarde, y no pasa nada.