Historia de la impresora para niños

Historia de la impresora para niños

Hoy en día es muy sencillo tener en la mano un documento o una imagen que se genera en un ordenador.  Para esto, solo debes conectarlo a la impresora, teclear algunos comandos y en un momento cuentas con una copia a color de lo que necesitas.

Sin embargo, no siempre fue así y la impresión ha pasado por una serie de cambios en su historia que se remonta a hace mucho tiempo atrás. Antes de que se produjeran máquinas capaces de copiar lo que se escribía o dibujaba, cada copia de un libro se hacía de forma totalmente manual y no mucha gente podía tener uno en su casa ya sea para estudiar o leer un cuento.

Mucho tiempo después, aparecieron los primeros modelos de los ordenadores que eran muy grandes y pesados. Junto a estos, se diseñaron las primeras impresoras para reproducir los documentos hasta que llegamos a nuestros días. Te invito a dar un paseo por la evolución de la impresora, para que conozcas un poco de su apasionante historia.

¿Qué es una impresora?

Este es un dispositivo que te permite imprimir tanto textos como gráficos, que se encuentran en formato electrónico. Las mismas se consideran un periférico del ordenador y la puedes conectar al mismo mediante cables o a través de conectividad inalámbrica en los modelos más recientes.

Las impresoras se han convertido en una herramienta muy útil y son utilizadas tanto en oficinas, como escuela y los hogares. Cuando tu profesor te asigna deberes, muchas veces requieres una copia de la investigación que has hecho para entregarla y que revise lo que hiciste.

Con una impresora es muy sencillo hacerlo y solo se requiere que esté conectada al ordenador y cargada de tinta. Así, rápidamente puedes tener en formato físico tanto imágenes como textos para llevar donde lo necesites.

¿Cómo se originó la impresión?

Antes de hablar de las impresoras electrónicas es importante conocer todo sobre la impresión y su importancia para la humanidad. Actualmente en todas partes puedes ver documentos impresos, desde la factura del supermercado hasta la caja de cereales que comes cada mañana.

Pero, ¿sabías que hace muchos años, cuando querías tener la copia de un libro había personas que las hacían a mano? Los copistas o amanuenses se dedicaban a copiar a mano los textos, incluyendo los dibujos que tenían los libros originales.

Entonces, era muy difícil que cualquier persona tuviera en su casa un libro o un periódico para poder leer todos los días. Y aunque leerás en muchos sitios, que el primer libro que se imprimió en el mundo fue la Biblia de Gutenberg (un herrero alemán), para conocer la historia de la impresión hay que ir hasta la antigua China.

La impresión se puede definir como la capacidad de colocar palabras e imágenes en papel, utilizando algún medio mecánico. Al lograr esta técnica, ya no era necesario que una persona las copiara y se podían obtener más copias de un libro o texto en poco tiempo.

Así, que las primeras imprentas (que son las tatarabuelas de la impresora) aparecieron en China en el siglo VI. Los chinos son personas muy ingeniosas que inventaron el papel, la tinta y por supuesto la forma de usarlos en conjunto, la imprenta.

Estas consistían en bloques de madera donde se tallaban tanto los textos como las imágenes que se querían reproducir. Después los empapaban de tinta, hecha con productos naturales, y las estampaban sobre un papel.

Era un trabajo laborioso porque cada página que se quería imprimir, se debía tallar en madera, pero una vez que las tenías, era posible hacer muchas copias. Desde China la idea de la imprenta se fue llevando a países como Japón y Corea, hasta llegar a Europa.

Los coreanos fueron los primeros en crear un sistema de planchas de metal móviles, pero su idea no prosperó. No obstante, la idea de la imprenta se extendía por Europa y un artesano alemán llamado Johannes Gutenberg ideó un sistema que facilitó mucho el trabajo de impresión.

Para esto, Gutenberg se inspiró en el sistema de prensas que utilizaban para obtener vino y aceite de las uvas y las olivas. Además, tuvo la gran idea de hacer placas de metal tallando letras individuales que se podían mover fácilmente.

Así, ya no era necesario tallar placas completas con la página a imprimir, sino que se movían las placas de letras individuales para formar las palabras y frases. De esta forma, una sola imprenta era capaz de copiar miles de palabras en muy poco tiempo.

Con la imprenta de Gutenberg las cosas comenzaron a cambiar rápidamente y las personas pudieron tener acceso a libros, periódicos y folletos. De esta forma, los niños y no tan jóvenes de la época se preocuparon por aprender a leer para seguir sus historias de aventuras favoritas o las noticias.

A partir de allí la impresión fue evolucionando y en 1855 David Edward Hughes un músico estadounidense que también amaba la física, invento una nueva forma de imprimir. Hughes quería crear un sistema para imprimir las notas mientras se ejecutaba una pieza musical, pero al final la aplicó en el envío de mensajes telegráficos.

Un telégrafo permite enviar mensajes codificados (muchas veces en código Morse), mediante señales eléctricas que viajan por líneas de cables. Lo interesante del telégrafo de Hughes es que cada código se imprimía en un papel, por el pulso de una tecla similar a las que tienen los pianos.

Muchos consideran que el sistema de impresión telegráfica de Hughes es el precursor (algo así como el abuelo) de las impresoras modernas. Pero aún nos queda mucho por contar de cómo se originaron esos equipos que usas todos los días.

La impresora de Babbage

La historia de las impresoras está unida a los ordenadores, ya que fueron diseñadas básicamente para imprimir los formatos electrónicos. Por tanto, tienes que conocer un poco de la vida de Charles Babbage.

Babbage era un profesor de matemáticas inglés que fue uno de los primeros en diseñar una calculadora mecánica, que hacía operaciones aritméticas. También tuvo la gran idea de crear lo que llamó su Máquina Analítica entre 1833 y 1842, que es considerada el antecedente de los actuales ordenadores.

Junto a la Máquina Analítica, Babbage diseño los planos de una impresora que pesaba 2,5 toneladas y tenía más de 8.000 piezas. ¡Imagina cuanto han evolucionado las impresoras desde la pesada máquina de Babbage hasta nuestros días!

La impresora y toda la Máquina Analítica de Babbage nunca se logró ensamblar mientras él vivía, pero en 1991 el Museo de Ciencias de Londres lo hizo con sus planos originales. La impresora es totalmente funcional, te permite elegir entre dos tipos de letras distintos y hasta número de columnas.

Surgimiento de las impresoras electrónicas

Estas nacen de la mano de los primeros ordenadores en 1940, aunque su velocidad de impresión era un poco lenta. Esto cambió cuando en 1953 se crea una impresora de alta velocidad que funcionaba acoplada a un ordenador conocido como UNIVAC por la empresa Remington Rad en Estados Unidos.

El UNIVAC era un gran ordenador utilizado por empresas públicas y privadas en Estados Unidos y tenía más de 3 metros de largo. Su impresora era la High Speed Printer, que era muy grande comparada con los equipos modernos.

Esta impresora contaba con cuatro gabinetes además de un lector de tinta, fuente de alimentación y un dispositivo que controlaba y comprobaba el proceso de impresión. La High Speed lograba imprimir 600 líneas por minuto que era revolucionario para la época, aunque hoy día sería muy lento, ya que  hay impresoras que imprimen hasta 20 páginas por minuto.

Y en 1957 aparece una impresora conocida como matricial o de matriz de puntos, sistema que sobrevive hasta nuestra época. La misma funcionaba con una cinta de tinta, muy similar a como lo hacían las máquinas de escribir.

Otra impresora importante en la historia es la IBM 1403 que se diseñó en 1959, también de matriz de puntos, y permitía sobreimprimir para crear escala de grises. Con esta, se hicieron las primeras impresiones de imágenes escaneadas y hasta se utilizó el ritmo de los martillos de impresión para reproducir música.

Durante muchos años, las impresoras fueron muy grandes y ruidosas hasta que en 1968 la japonesa Shinshu Seiki crea la primera mini impresora, la EP-101. Esta solo tenía 164 mm de largo y 102 mm de ancho y pesaba apenas 2,5 kg, siendo utilizada para imprimir datos de calculadoras y fue el nacimiento de la famosa compañía Epson (hijo de la EP).

Impresoras de inyección de tinta

Las impresoras siguieron evolucionando y llegó el momento de los sistemas de inyección de tinta, que actualmente son las más utilizadas en los hogares. En este caso, no hay una cinta donde choca el cabezal, sino que la tinta se expulsa en pequeñas gotas sobre el papel para formar la imagen o texto.

Las impresoras de inyección de tinta trabajan con cartuchos en los que se coloca la tinta líquida tanto a color como blanco y negro. Los cartuchos son algo costosos, pero en https://www.a4toner.com/ encontrarás precios muy competitivos, que te permitirán hacer tus deberes sin tener que gastar mucho dinero.

El origen de este tipo de impresoras se remonta a los años 70 y en la compañía HP, que seguramente conoces, dicen que se le ocurrió a uno de sus ingenieros tomando café. Al ver la forma en que funcionaba una cafetera eléctrica, se le ocurrió que podía usar este sistema en una impresora.

Como todos los buenos inventos, los científicos tuvieron que probar muchas veces hasta que consiguieron una impresora que funcionaba con un sistema de calor. Así, las minúsculas gotas de tinta impactaban sobre el papel para formar las imágenes.

La aparición de las impresoras de inyección de tinta cambió totalmente el mundo de la impresión por su calidad y menor emisión de ruido. Y para 1984 salió al mercado la HP Thinkjet que solo imprimía en blanco y negro.

Se tuvo que esperar algunos años hasta que en 1987 llega la revolución del color y ahora era posible imprimir imágenes más realistas. Para 1989 aparece la famosa HP Deskjet que ha venido evolucionando con nuevas tecnologías y que se sigue utilizando en muchos sitios.

Las impresoras siguieron cambiando y adaptándose a las necesidades de las personas, incorporando cada vez más funciones. En 1994 ya era posible tener una impresora todo en uno en la casa o la oficina, desde donde podías hacer copias, imprimir y enviar fax desde un solo equipo.

Antes de que el internet se hiciera común para la gente, todas las impresoras se conectaban al ordenador por cables. A medida que las tecnologías inalámbricas se fueron desarrollando, los ingenieros inventaron las impresoras sin cables, que se comunicaban al equipo por internet o Bluetooth.

El surgimiento de las impresoras láser

Seguro que cuando piensas en un láser, te imaginas una batalla de la Guerra de las Galaxias, pero esta tecnología se utiliza en muchos equipos actualmente. Un láser es una fuente de luz muy distinta a la de las bombillas, porque consta de un rayo que es muy estrecho y se concentra en un punto.

Por esto, los láseres tienen la capacidad de llegar a grandes distancias o concentrar mucha energía en un punto particular. Por ejemplo, un láser es capaz de cortar un diamante o hacer cortes muy precisos cuando se necesita.

Las impresoras láser utilizan esta tecnología para hacer impresiones de gran calidad a una gran velocidad. En vez de la tinta en cinta de la impresora de matriz de punto o en cartuchos como la de inyección de tinta, utiliza un polvo conocido como tóner.

Su historia se remonta a 1969 cuando el ingeniero estadounidense Gary Starkweather experimenta con un rayo láser para imprimir en papel. Ya en 1977 sale a la venta la primera impresora que utiliza el sistema láser.

Para imprimir, la información que viene del ordenador se envía con el rayo láser a un cilindro de metal que se conoce como tambor. Cuando el láser golpea el tambor, elimina la carga positiva y se atrae el polvo del tóner y luego el papel pasa por dos rodillos muy calientes que fijan la tinta a la fibra.

Las impresoras láser al principio solo podían imprimir en blanco y negro, pero en 1985 ya incorporaron tóner a color. Estos son las impresoras más utilizadas por las grandes empresas porque son muy rápidas y tienen una alta resolución.

La revolución de las impresoras 3D

Imagínate poder reproducir en tres dimensiones cualquier objeto que te imagines, desde un auto de carreras hasta la figura de tu personaje favorito. Seguramente ya sabes que eso es posible y habrás visto en acción una increíble impresora 3D.

Estas impresoras nacieron de la mano de las impresoras de inyección de tinta, pero en vez de trabajar con esta utilizan otros materiales como las resinas y hasta células humanas. Su origen se remonta a 1980 cuando el japonés Hideo Kodama solicita una patente que no prosperó porque su compañía considero que su proyecto no tenía mucho futuro.

Asimismo, en los años 80 del siglo XX, los franceses Alain Le Méhauté, Olivier de Witte y Jean-Claude André, también intentaron crear la impresora 3D. No obstante, no tuvieron dinero suficiente y debieron abandonar la idea.

Entonces llegó el turno del estadounidense Chuck Hull, quien desarrolló una técnica con un nombre algo complicado, la estereolitografía. En esta, se utiliza resina que se va depositando en finas capas con la ayuda de un láser ultravioleta para imprimir objetos tridimensionales.

Esta tecnología puede utilizar cualquier material para construir el objeto, diseñado de forma digital en un ordenador. Es tan increíble que es posible imprimir órganos humanos para hacer trasplantes y así salvar muchas vidas.

Hoy en día se imprimen prótesis, órganos humanos funcionales y hasta vasos sanguíneos. Además, ya se han logrado imprimir coches, aviones y joyas, entre muchas otras cosas, por lo que la imaginación es el límite con sistema.

Como habrás aprendido en este paseo por la historia de la impresora, estos equipos llegaron para cambiar totalmente nuestra forma de vida. Las personas lograron aprender más cuando aparecieron las primeras imprentas capaces de producir gran número de libros y folletines, mientras que hoy en día una impresora puede llegar a salvar tu vida.