Parece universalmente aceptado que el sonido tranquilo de las canciones de cuna y las rimas infantiles es útil para calmar a los bebés y niños pequeños. Pero, ¿el hecho de cantar al niño en realidad brinda beneficios demostrables en términos de aumentar la unión entre padres e hijos, mejorar el bienestar emocional del niño e incluso impulsar el desarrollo cognitivo? ¿Qué dice la ciencia al respecto?
Tres nuevos estudios han surgido este año arrojando resultados sorprendentes sobre los beneficios de las nanas:
Un artículo publicado en Women and Birth (revista australiana de reconocida reputación) explica cómo investigadores de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Milano Bicocca estudiaron a 168 mujeres embarazadas con el objetivo de descubrir qué efecto tuvo el canto de nanas para dormir en sus bebés desde la etapa prenatal hasta los tres meses de edad. Se descubrió que el canto reducía el llanto y los cólicos, los ayudaba a dormir toda la noche y aumentaba el vínculo. También encontraron que reduce el estrés materno.
Otro estudio que investiga el desarrollo cognitivo, realizado por Shannon de l'Etoile de la Escuela de Música Frost de la Universidad de Miami, concluyó que cantar en vivo y en directo a un bebé, leerle cuentos y jugar con juguetes con él eran mucho más efectivos para lograr altas puntuaciones cognitivas que escuchar grabaciones músicas.
Quizás el artículo más interesante proviene de Samuel Mehr y Max Krasnow de la Universidad de Harvard. Bajo el título 'Conflicto entre padres e hijos y la evolución de la canción dirigida a los bebés' y publicado en “Evolution and Human Behavior”, se investiga si la canción dirigida a los bebés tiene una base adaptativa. Los autores discuten una serie de posibles razones evolutivas por las que los niños muestran "impresionantes habilidades musicales" desde el nacimiento, incluyendo la capacidad de discernir y predecir los latidos en el ritmo, percibir los contornos del tono y recordar la melodía, además de moverse espontáneamente con la música.
Mehr y Krasnow teorizan que no es tanto el canto en sí mismo como la atención que se muestra hacia el niño durante el canto lo que es de importancia central desde un punto de vista evolutivo. El canto puede indicar al bebé que el padre o la madre le está prestando toda su atención. Esto es de vital importancia en las sociedades de cazadores-recolectores, en las que la atención de los padres puede ser limitada. Por lo tanto, adquiere un valor adaptativo.
"Los padres ajustan su canto en tiempo real, alterando la melodía, el ritmo, el tempo, el timbre de su canto, añadiendo movimientos de las manos, rebotando, tocando, y gesticulando fácilmente, y así sucesivamente", explica Mehr. "Todas estas características se pueden ajustar con precisión al estado afectivo del bebé, o no. La coincidencia o falta de coincidencia entre el comportamiento del bebé y el canto de los padres podría ser informativa para saber si el padre está prestando o no atención al bebé".
Dichos autores teorizan con que, la riqueza del gesto comunicativo contenido en el canto dirigido a los bebés podría, a su vez, explicar el desarrollo de la música como un artefacto cultural. Tenemos aquí un modelo evolutivo que no solo explica el propósito de las canciones de cuna, sino también por qué podrían servir de modelo para la cultura musical en toda la sociedad humana.
Una reputada profesora asistente de Educación Musical y Artística en la Universidad de Canberra, comenta que los bebés nacen con un sentido del oído notablemente bien desarrollado y con la capacidad de responder a las nanas porque esto les permite reconocer las voces de sus cuidadores y formar lazos emocionales.