Pubertad y adolescencia

Pubertad y adolescencia

Mucho se habla de la pubertad, de los cambios de humor de los adolescentes, de esa época difícil de cambios que experimentarán nuestros hijos, pero ¿estamos preparados para hablar con ellos y explicarles los motivos de esos cambios que están experimentando?

Y es que debemos de ser conscientes que para un niño o una niña de 11-12 años no es sencillo ver como su cuerpo de transforma sin que tengan ningún control sobre él, ver como su voz suena diferente, sufrir la aparición de acné, sufrir la aparición de vello por todo el cuerpo,…

Todos estos cambios físicos afectan psíquicamente en nuestros hijos, por ello es importante que seamos capaces de dialogar con ellos y explicarles la normalidad de esta situación y hacerles ver que esta “revolución” es necesaria y temporal.

Llegados a este punto lo primero que hay que saber es, ¿cuándo hablar con nuestros hijos? Lo mejor es anticiparse a estos cambios, pero no demasiado, por lo que los 10-11 años es una edad perfecta para hablarles de las transformaciones que están a punto de experimentar.

Si esperamos a que los cambios lleguen, puede que los hijos ya estén “mosqueados” viendo que su cuerpo no responde como ellos quieren y estén menos abiertos al diálogo debido a la rebelión que sienten por su cuerpo.

Además a esas edades nos estaremos anticipando a sus primeras experiencias sexuales, lo que también puede servirnos para aclararles cualquier tipo de curiosidad que tengan, normalizar la comunicación sobre ese aspecto, darles ciertas pautas de seguridad a seguir y mostrarles que estaremos ahí siempre que lo necesiten o tengan cuestiones relacionadas con la sexualidad. Puedes aprovechar las conversaciones sobre la pubertad para empezar a tratar este tema e ir orientándole.

Y la siguiente pregunta que te aclararemos es la referente a los temas a tratar con ellos sobre la pubertad y la adolescencia. El tema de los primeras relaciones sexuales ya está aclarado que podemos tratarlo, pero también debemos hablarle del efecto de las hormonas, que serán las “culpables” de provocarles todos los cambios que experimentarán.

Puedes explicarles por ejemplo que aunque puedan parecerles malas porque les harán cambiar, las hormonas circulan por la sangre porque contribuyen al buen funcionamiento de todos los órganos. Además debemos aclararles que los cambios son para mejor, pues transformarán su cuerpo en un cuerpo adulto y mejorado.

Igualmente puedes hablarle del tiempo por el que pueden prolongarse estos cambios y las transformaciones que puede sufrir en su voz, su tamaño, su pelo, etc. Todo esto hará que el niño o la niña tomen algo más de conciencia en lo que pueda suceder en su cuerpo, y sabrán que si necesitan hablar contigo sobre algo que hayan experimentado, podrán hacerlo porque tienes respuestas para ellos.